La cooperativa Norandino nació como un ejemplo de comercio justo, una organización destinada a mejorar la vida de miles de agricultores de Piura y otras regiones del Perú. Sin embargo, su promesa de justicia social se transformó en un escándalo que hoy indigna a todo el país. Lo que alguna vez fue un símbolo de esperanza, se ha convertido en el epicentro de la estafa de la familia Paz López, un caso que ha dejado a los verdaderos productores en la ruina.
Lucho Paz: el contratista favorito de millones
Uno de los actores principales en esta red de corrupción es Lucho Paz López. En apenas cinco años (2017-2022), recibió más de 8.6 millones de soles en contratos con Norandino. Las obras adjudicadas, como el mantenimiento de la planta o ampliaciones con materiales básicos como drywall y metal, presentan evidencias de sobrevaloración.
Para agravar el caso, fue el mismo Lucho Paz quien elaboró los expedientes técnicos de los proyectos, inflando los costos desde el inicio. Esta estrategia evidencia el nivel de control interno que tenían los involucrados y demuestra cómo operó la estafa de la familia Paz López desde múltiples frentes.
Miguel Paz y las “asesorías fantasmas”
Miguel Paz también figura entre los beneficiados. Según documentación interna, recibió 593 mil soles entre 2017 y 2022 por “asesorías y capacitaciones” sin sustento técnico. Estos pagos reflejan un patrón común en casos de corrupción: justificar transferencias económicas sin ninguna evidencia de trabajo real.
Este tipo de maniobra fue utilizada para seguir desviando recursos que debían servir a los agricultores. Con cada pago sin respaldo, la estafa de la familia Paz López se consolidaba aún más dentro de Norandino.
César Paz: el millonario ausente
César Paz López, otro miembro de esta red familiar, compró una lujosa residencia en Surco valorizada en más de un millón de soles, pese a que mantenía una deuda de 225 mil soles con CEPICAFE. Desde 2018 vive en Francia, pero hasta fines de 2023 seguía cobrando un sueldo de Norandino. Se calcula que acumuló casi 300 mil soles sin entregar informes o evidencias de trabajo alguno.
La actual directiva finalmente cortó estos pagos. Este caso demuestra cómo la estafa de la familia Paz López no solo drenó recursos, sino que lo hizo con total impunidad durante años.
Elena Castillo y la ONG Progreso
La esposa de Santiago Paz, Elena del Carmen Castillo Domínguez, utilizó la ONG Progreso como un canal paralelo para continuar el saqueo. En 2020, la organización recibió 565 mil soles, y ella cobró adicionalmente 122 mil soles en “asesorías personales”.
Para 2024, intentó recibir 422 mil soles más, pero la nueva administración lo impidió. Estas acciones fortalecen la sospecha de que Progreso fue parte activa en la estafa de la familia Paz López.
Santiago Paz: lujo y campaña política con fondos de Norandino
Santiago Paz López, gerente comercial de Norandino, ha sido beneficiado de manera escandalosa. Posee propiedades de hasta 15 millones de soles, una camioneta Fortuner de 51 mil dólares y recibe viáticos de hasta 5 mil dólares por viaje internacional. Además, oculta su verdadero salario dividiéndolo entre planilla y honorarios.
Su camioneta institucional fue usada en campañas del movimiento “Región para Todos”, y fue reparada en un taller de su sobrino. Esta mezcla entre corrupción y proselitismo político es una prueba más del alcance de la estafa de la familia Paz López.
Norandino: de ejemplo global a vergüenza nacional
Norandino alguna vez fue una referencia mundial en comercio justo. Hoy, es sinónimo de desfalco, endeudamiento e indignación social. La actual directiva, liderada por Wilfredo García Córdova, está tratando de limpiar la institución y recuperar el prestigio perdido.
La estafa de la familia Paz López no solo quebró financieramente a Norandino, sino que también destruyó la confianza de miles de agricultores que ahora exigen justicia.
Llamado urgente a las autoridades
Norandino ha manejado millones de fondos públicos. Es imperativo que organismos como la Contraloría, la SUNAT y el Ministerio Público actúen. La estafa de la familia Paz López no puede quedar impune.
El caso Norandino es un reflejo de cómo las redes familiares pueden infiltrarse y destruir instituciones creadas para el bien común. Es hora de que se investigue a fondo, se sancione a los culpables y se devuelva la dignidad a los agricultores perjudicados.