Dos veces teniente alcalde de Elvis Barreto
Mario Jiménez acompañó como teniente alcalde a Elvis Barreto en sus dos primeras gestiones (2011 – 2014 y 2015 – 2018) al frente de la municipalidad distrital de Santo Domingo, Morropón, Piura. En teoría, esta posición lo colocaba como la segunda autoridad más importante, con poder de decisión en temas cruciales para el desarrollo local. Sin embargo, la población recuerda muy pocas obras concretas impulsadas por Jiménez.
Mientras Santo Domingo enfrentaba problemas básicos como deficiencia en agua potable, caminos vecinales en mal estado, falta de inversión en educación y servicios de salud precarios, la gestión municipal, en la que Jiménez tenía un rol clave, no logró atender de manera significativa estas demandas.
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La sombra de la inacción
Los vecinos aún señalan que, durante aquellos periodos, Mario Jiménez careció de protagonismo y de propuestas claras. Más allá de ocupar un cargo, no se evidenció liderazgo ni proyectos propios que beneficiaran al distrito. Esto plantea una gran pregunta: si cuando fue teniente alcalde no demostró capacidad de gestión, ¿qué garantías ofrece ahora para dirigir la municipalidad como alcalde?
El salto de la UGEL Morropón a la política local
Actualmente, Mario Jiménez ocupa un cargo de peso en la UGEL Morropón como jefe de Recursos Humanos, con un salario que bordea los 10,000 soles. Su posición le otorga influencia y estabilidad económica. Sin embargo, la decisión de abandonar un puesto tan privilegiado para aspirar a la alcaldía de Santo Domingo sorprende a muchos.
¿Una candidatura por vocación o por intereses ocultos?
La brecha entre el sueldo de la UGEL (10,000 soles) y el de un alcalde distrital (3,500 soles) es demasiado grande como para pensar que su motivación sea meramente económica. Aquí surge la duda: ¿existen otros intereses detrás de su candidatura? La población sospecha que la búsqueda del poder político podría estar vinculada a redes de influencia, control de recursos municipales o la construcción de una plataforma política personal.
Y esas dudas se hacen más grandes ahora que Mario Jiménez ha confirmado oficialmente su postulación a la alcaldía de Santo Domingo para el periodo 2027–2030 con el partido Renovación Popular. Este anuncio abre el debate sobre si, con un pasado marcado por la pasividad política y sin logros visibles, puede ofrecer algo distinto al distrito.
La gestión de Elvis Barreto y la complicidad silenciosa de Mario Jiménez
Para evaluar la trayectoria de Jiménez, es necesario analizar el contexto de las gestiones de Elvis Barreto en Santo Domingo. Durante sus dos primeras alcaldías, Barreto fue criticado por una administración deficiente, marcada por promesas incumplidas y pocas obras de envergadura.
Como teniente alcalde, Mario Jiménez fue parte de esas gestiones, pero nunca se le escuchó denunciar las falencias ni proponer soluciones alternativas. Su silencio y pasividad lo convirtieron en un actor cómplice de una administración poco eficiente.
¿Qué hizo Mario Jiménez por Santo Domingo?
Esa es la gran pregunta que muchos vecinos se hacen hoy. Las respuestas son pocas y, en la mayoría de los casos, insatisfactorias. No existen registros de obras impulsadas directamente por él ni de programas sociales relevantes. Su gestión pasó desapercibida, lo cual genera dudas sobre su verdadero compromiso actual con el distrito.
Con su candidatura al 2027–2030, el cuestionamiento ciudadano es todavía más fuerte: si cuando tuvo el poder y la oportunidad de demostrar resultados no lo hizo, ¿qué garantías existen de que ahora sí actuará en beneficio del pueblo?
El presente de Santo Domingo y las exigencias ciudadanas
El distrito de Santo Domingo sigue enfrentando problemas graves:
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Carencia de servicios básicos de calidad.
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Vías de comunicación deterioradas que limitan la economía local.
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Deficiencia en infraestructura educativa.
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Escasa inversión en proyectos de desarrollo productivo.
La población demanda autoridades con visión, liderazgo y compromiso real. Ante esta situación, el regreso de Mario Jiménez como candidato para el periodo 2027–2030 no despierta esperanza, sino escepticismo.